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Cultura y Democracia

La democracia es antes que nada una concepción cultural, de la que se desprende un sistema político, modos de convivencia, repertorios valóricos, derechos fundamentales. La cultura democrática implica un modo de entender al ser humano, su vida en sociedad y su relación con la naturaleza. No se trata, por ende, de un desafío que importe solo a los especialistas políticos ni a los líderes de opinión. Le importa a la ciudadanía en su conjunto, y también a todo el arco de las disciplinas intelectuales y creativas. Pensar la democracia y sus fundamentos, es tarea colectiva, y esta se resuelve tanto en el ámbito público como en la esfera íntima. La Cátedra de Cultura y Democracia del Centro para las Humanidades de la UDP ofrece un espacio para desplegar y poner en juego ideas y sensibilidades que le aporten vitalidad al ejercicio democrático, con especial énfasis en Chile y Latinoamérica.

En la actualidad la democracia se halla en crisis. Hay cada vez más gobernantes que corroen su institucionalidad desde adentro y gobernados que menosprecian su valor al ver que quienes hablan en su nombre son incapaces de responder a sus inquietudes y urgencias. No son pocos los gobiernos “democráticos” desacreditados por la corrupción o directamente cómplices de la violencia delincuencial. En Latinoamérica, por otra parte, la experiencia vivida durante las dictaduras militares de los años 60, 70 u 80 ya parecen muy lejanas y entonces un mayoritario porcentaje de la población, sin recuerdos de ellas ni de sus implicancias, se toma con ligereza la posibilidad de una ruptura democrática. Así el sentido primordial de la palabra democracia comienza a extraviarse, a perder potencia y adherencia.

Este mundo de cambios acelerados, donde la tecnología avanza a una velocidad que nos supera, y donde la creciente interconexión digital no ha favorecido necesariamente la manera de comunicarnos mejor, la Cátedra Cultura y Democracia es una invitación a pensar desde muy distintos espacios y experiencias. A hacer del diálogo una manera de pensar en conjunto, para avivar discusiones nuevas y procurar incidir en el debate nacional y regional, porque muchos de los problemas centrales que aquejan a nuestra democracia tienen un trasfondo compartido que merece ser pensado más allá de sus manifestaciones inmediatas, locales y contingentes.

“Si fuésemos honestos por naturaleza”, como dice el filósofo Arthur Schopenhauer, “intentaríamos simplemente que la verdad saliera a la luz en todo debate, sin preocuparnos en absoluto si esta se adapta a la opinión que previamente mantuvimos, o a la del otro”. Motivar el diálogo abierto, curioso y tolerante entre distintas concepciones, disciplinas y generaciones a propósito del valor de la democracia y de sus modos de expresión es el modo en que la Universidad hace presente su aporte a la comunidad, en tiempos de confusión, incertidumbre y polarización.